Comienza un Lunes potente, en el que me encontré con el Chuache, con mi adorado IG Studios (aunque me dejó algo indiferente), cine de ostias de calidad y en cantidad, sexo explícito en 3D y la futura ganadora del certamen de este año. Eso acompañado de una cena en condiciones con los amigos y risas por todos lados. Día completito en todos los sentidos.
Una cinta bastante esperada para mí era Maggie, ópera prima dirigida por Henry Hobson y protagonizada por el gran Arnold Schwarzenegger junto a Abigail Breslin (que vuelve a estar involucrada en otra cinta de zombies tras Zombieland, aunque esta vez le ha tocado jugar en el otro lado del campo). ¿Qué ocurre a nuestro alrededor cuando un virus zombie que ha diezmado a la humanidad es finalmente controlado, pero sin llegar a conseguir una cura para los infectados? Esta es la trama principal de Maggie, en la que nuestro querido Chuache debe «luchar» contra las fuerzas del orden que quieren trasladar a su hija a las zonas de cuarentena pertinentes, ya que ha sido infectada por dicho virus y está condenada a convertirse paulatinamente en una muerta viviente. Y digo lo de luchar entre comillas, porque salvo un par de golpes que se da con un sheriff debido a la impotencia de la situación, la película es un dramón bastante intenso, donde Arnie demuestra un buen hacer en el rol de padre cinematográfico.
Habría que reseñar a aquellos que esteis metidos en el mundillo televisivo, las similitudes de la trama de Maggie con la serie británica In The Flesh donde se trata este mismo tema, aunque con la diferencia que aquí se ha conseguido una cura, pero los infectados siguen manteniendo su aspecto «demacrado». Básicamente lo que tratan ambas historias es el repudio social actual a ciertas situaciones, amparadas por el miedo a lo desconocido. Es por ello que, pese a no ser mala película, si Maggie hablara de la gripe aviar, en vez de un virus zombie, seguramente sería una producción para las tardes de Antena 3.
Vaya por delante que el hecho que la directora de la película, Karyn Kusama, sea la misma que Aeon Flux o Jennifer´s Body pues no es precisamente un buen indicador a su favor. Pero sin embargo, The Invitation ha resultado ser una de las grandes sorpresas de este año. Cinta que bebe de producciones low cost y con apenas localizaciones, como por ejemplo The Man From Earth o Coherence. En The Invitation se juega, y de qué manera, con la sugestión, la duda y la incertidumbre de los personajes protagonistas, y sobre todo con la del espectador. Una reunión de amigos, cuyo propósito es limar viejas asperezas internas y liberar a los demonios interiores de algunos de los allí reunidos , se convierte en una espiral conspiratoria en la que nunca se sabe muy bien el qué o a quién creer, llegando a límites muy interesantes a la par que creíbles. Una bofetada sin manos a la hipocresía en la que vivimos hoy en día y que nos rodea hasta en los círculos más cercanos.
Los actores en ese sentido trabajan muy en sintonía con la historia que nos quieren contar, en especial el sufrido protagonista que bien pudiera ser el primo perdido de Tom Hardy. Una sucesión de situaciones que harán explotar a varios de los presentes por las presiones creadas por ellos mismos. Giros muy interesantes y una resolución redonda hará las delicias de todo aquel que tenga la suerte de verla.
De nuevo, una película nos demuestra que con cuatro duros e ideas originales puede triunfar sobre otras producciones más ambiciosas. Ahí queda su premio a mejor película en el certamen de este año (rompiendo años de premios nada acordes con la calidad ofrecida o la percepción de los espectadores).
Mi primera cinta de animación de este año corresponde a IG Studios, a los que siempre he tenido en un altar por su inconmensurable trabajo en la franquicia Ghost In The Shell o en Sky Crawler. Miss Hokusai, dirigida por Keiichi Hara (Colorful, Sin Chan o Doraemon), nos narra parte de la vida adulta del artista Katsushika Hokusai, autor de la ilustración inmortal de La Gran Ola de Kanagawa, pero visto a través de los ojos de su hija O-ei, su alumna más avanzada.
Ni que decir tiene que a nivel técnico la película es impecable y cuasi perfecta, con una banda sonora magnífica, pero a la hora de contarnos las vivencias de la familia Hokusai es donde cojea claramente. Nos encontramos con una recopilación de historias y aventuras cortas que no sabe uno muy bien a razón de qué aparecen. Está claro que se le quiere dar un toque fantástico/onírico que posiblemente no se amolde al tipo de historia que nos quieren contar y eso hace bastante mella a la película en su totalidad.
Si se preguntara a muchos de los asistentes asiduos a Sitges sobre cuál sería uno de los momentos destacables en los últimos años, seguro que comentarían el entretenidísimo pase de The Raid en Retiro allá por 2011. Las películas de ostias son necesarias en este Festival, y tras la decepción total de The Raid 2, este 2015 llega SPL 2: A Time for Consequences. Película hongkonesa, aunque a salto de mata entre China y Tailandia, protagonizada por Tony Ja y Simon Yam, que estuvo presente en el pase y que parece haber rejuvenecido 20 años con respecto a su apariencia en la película y sus 60 tacos a las espaldas. Y pese a llamarse SPL 2, de secuela tiene poco más allá de la participación de Simon Yam en la primera entrega (del año 2015, junto a Donnie Yen y Sammo Hung).
Pese a un corte de luz inicial en la sala, momento que aprovechó Simon Yam para dar una clase magistral de amor al prójimo, se pudo disfrutar como pocas veces una película en la que el público estaba totalmente entregado. Unas peleas y coreografías que cada vez van a más, por difícil que parezca. Una dirección genial con dos planos secuencias realmente sorprendentes (la pelea en la cárcel y la lucha/persecución por el puerto). Tony Ja vs un camión. Otro PERSONAJE de este año (junto a la Tortuga Pikadon de Love And Peace), al que hemos bautizado como el Pirañita. Etc… ¿Qué más queréis? ¿Una trama? Pues también la hay, aunque sinceramente de liosa que es, pasa muy desapercibido. Eso sí, como dijo en varias ocasiones Simon Yam en la presentación, pese a ser una película de ostias, éstas están justificadas porque el amor está presente en toda la cinta. Y aunque sean por amor… ¡¡Vaya ostias!! No os la perdáis, a ser posible rodeado de colegas, y bien surtidos de cervezas.
La irreverencia llega a Sitges de nuevo a manos de Gaspar Noé con Love 3D en su pase de madrugada en el Auditori. Y ya adelanto que sin lugar a dudas, lo mejor de esta película estuvo en la previa con Carlos Pumares, que nos alegró la madrugada con sus historias y aventuras en Cannes y con el cine de Tinto Brass. Pumares, genio y figura.
Con respecto la película en sí, venía con una repercusión bastante importante de festivales previos debido a las escenas de sexo explícito entre el trío protagonista de manera constante y continuada. Si a eso le sumamos dos momentos que, aprovechando el 3D, el protagonista eyacula literalmente en los rostros de todos los asistentes (todo acompañado con los comentarios de terror de todo el Auditori previos al momento en cuestión…). Particularmente, a mí Love 3D no me convenció en su concepto. Reconozco que la historia en la que el protagonista se ve atrapado en una espiral de emociones contradictorias respecto a su esposa y su ex-amante tiene detalles muy interesantes, situando dependiendo del momento a él o a ella como los malos de la historia. Sin duda es algo cotidiano, pero encajarlo en una cinta con toneladas de sexo explícito y con otras situaciones no muy acordes con todo lo demás, hacen que se haga larga y espesa (sí, soy conocedor del doble sentido que tiene toda la frase anterior…).
Soy defensor de trabajos previos de Noe, como por ejemplo Irreversible (la que iba a ser Love originalmente, pero no le dejaron) o Enter The Void, pero lo siento. Love 3D no convence más allá de la provocación gratuita. Eso sí, ya puedo decir, sin miedo a equivocarme, que he visto una porno entera de principio a fin…
Y con esto, toca descansar un poco. Malditos madrugones para pillar entradas…
Sorry, the comment form is closed at this time.